3.8. Antropometría estática y dinámica
Hasta ahora hemos visto que existen un conjunto de factores que determinan la variabilidad de las características físicas de los individuos. La antropometría se interesa por las dimensiones corporales de los individuos tanto en reposo como en movimiento. Es lógico pensar que las medidas que presentan los distintos segmentos corporales influirán tanto en la movilidad de las personas como en sus posiciones o posturas. Por esta razón, la antropometría analiza tanto las posiciones estáticas como los movimientos de los individuos:
- La antropometría estática o estructural toma medidas de los individuos a partir de dos posiciones de reposo consideradas como básicas: vertical y sedente, es decir, de pie o sentado.
- La antropometría dinámica o funcional mide los desplazamientos y la amplitud angular de los distintos segmentos corporales que participan en nuestros movimientos; por tanto, intenta recoger datos de la capacidad y dinámica de las articulaciones.
El conjunto instrumental básico que permite tomar medidas antropométricas de las personas está formado por un conjunto de instrumentos propios de la disciplina, entre otros: el antropómetro (se utiliza para medidas lineales), el adipómetro (para medir los pliegues cutáneos) y el goniómetro (mesura los ángulos que forman las articulaciones).
En general, las dimensiones antropométricas más comunes se relacionan con el peso, con las alturas, longitudes, anchuras, profundidades o espesores y con los perímetros de los distintos segmentos del cuerpo humano. Normalmente se toman como referencia los denominados puntos somáticos. Los puntos somáticos son áreas del cuerpo humano que suelen coincidir con puntos prominentes o sobresalientes y también con las zonas y elementos articulares (clavículas, rodillas, codos, etc.).
Entre las variables antropométricas estructurales suelen contabilizarse un conjunto de dimensiones básicas (unas cincuenta) que pueden utilizarse para definir y determinar las dimensiones mínimas que necesitan las personas para hacer uso de espacios, aparatos, instrumentos, mobiliario y objetos sin dificultades.
La antropometría dinámica utiliza valores compuestos para medir la amplitud de los movimientos. El goniómetro es el instrumento que mesura los desplazamientos angulares del cuerpo y de las articulaciones en sus grados máximos y mínimos. La disponibilidad de este tipo de datos nos permite estudiar la coordinación entre las posiciones y los movimientos corporales y relacionarlos con las actividades analizadas. Estos parámetros se utilizan en diseño para definir y dimensionar las posiciones y actividades relativas de los individuos con todo aquello que los rodea.
Los datos que proporciona la antropometría dinámica se utilizan en el ámbito del diseño para determinar, principalmente, las capacidades y limitaciones relacionadas con actividades que requieran la extensión de las articulaciones, el alcance de los objetos de nuestro entorno, la adaptabilidad de ajustes y graduaciones de los aparatos y las holguras o espacios mínimos necesarios para permitir el paso de ciertos segmentos del cuerpo humano.
Pero el sentido espacial del ser humano va más allá de los parámetros dimensionales que nos ofrece la antropometría. El antropólogo Edward T. Hall estudió cómo las personas estructuran y organizan el espacio en función de las actividades o relaciones sociales que llevan a cabo. El autor estructura los diferentes niveles de interacción espacial en cuatro categorías:
- La dimensión íntima se refiere al contacto directo o muy próximo con otros individuos u objetos.
- La distancia personal se establece a partir del propio límite físico de los individuos. Es la distancia que utilizamos para nuestras relaciones personales y para nuestras principales actividades y asuntos de interés.
- La distancia social es utilizada para tratar asuntos impersonales y reuniones sociales o informales. Tanto el comportamiento de los individuos como las actividades que se realizan suelen estar condicionadas cultural y socialmente.
- La distancia pública es aquella en la que la participación e interacción entre individuos limita el contacto visual y posiciones o actitudes de los individuos, mientras que la comunicación verbal es efectiva si se amplifica o acentúa.
En cada uno de estos niveles de interacción intervienen significativamente los estatus individuales o particulares, la tipología de situaciones y las costumbres y hábitos formados social y culturalmente.