2.1. Introducción. Definición
El concepto de diseño universal surge a mediados de la década de los noventa del siglo pasado para expresar la necesidad de adecuar nuestros diferentes contextos al máximo número de personas posible. El diseño universal nace con el objetivo de concienciar a todos los implicados en el proceso de definición y construcción de nuestro entorno artificial, desde su planificación hasta su uso, para que apliquen medidas que mejoren las actividades humanas, la salud y que favorezcan la participación de todos los individuos. Es, por tanto, un concepto que fomenta mejoras en los ámbitos personales y colectivos, es decir, procura la integración en la vida común de todos los individuos. Por esta razón podemos afirmar que su concepción constituye un procedimiento innovador y comprensivo.
El concepto de diseño universal nace en 1995 en el seno de la Universidad de Carolina del Norte y su formulación fue recogida por el Consejo de Europa en el año 2001:
«El Diseño Universal es una estrategia cuyo objetivo es hacer el diseño y la composición de los diferentes entornos y productos accesibles y comprensibles, así como «utilizables» para todo el mundo, en la mayor medida y de la forma más independiente y natural posible, sin la necesidad de adaptaciones ni soluciones especializadas de diseño.»
Considerada como una estrategia que promueve la integración social, el gobierno español recoge su formulación en la Ley de igualdad de oportunidades del 2003 y define el diseño para todos como:
«la actividad por la que se concibe o proyecta, desde el origen, y siempre que ello sea posible, entornos, procesos, bienes, productos, servicios, objetos, instrumentos, dispositivos o herramientas, de tal forma que puedan ser utilizados por todas las personas, en la mayor extensión posible.»
Vemos, por tanto, que el principio de diseño universal, en su expresión de diseño para todos, focaliza su atención en la necesidad de simplificar todos los procesos y actividades en las que participan los seres humanos. Centrando su atención en las personas, intenta simplificar la vida de todos los seres humanos para que nuestros entornos sean más comprensibles y utilizables.
El diseño universal prioriza que todos los individuos puedan beneficiarse del uso de cualquier tipo de elemento artificial en el desarrollo de las actividades necesarias a lo largo de sus vidas. Como tal, incluye y comprende todos los periodos de vida y de todas las circunstancias que puedan afectar a las personas, desde la infancia a la vejez, teniendo en cuenta la variabilidad humana, dimensional, psicológica, sensitiva y locomotora. Es importante, por tanto, facilitar la disponibilidad de ambientes y entornos accesibles a todas las personas, a partir de una concepción holística de las actividades humanas, donde todos los elementos que participan contribuyen, conjuntamente, en el desarrollo de las interrelaciones.
A pesar de formularse en sus orígenes como una estrategia para integrar a las personas con discapacidades en la comunidad, su valor social y su interés en fomentar el uso «humano» de las cosas hizo que sus principios se extendiesen a todas las disciplinas que se encargan de planificar nuestro entorno, desde la arquitectura hasta el diseño. La diversa nomenclatura utilizada para referirse al diseño universal dependerá de las disciplinas y de sus ámbitos de implantación, pero encontramos concepciones sinónimas en expresiones como «diseño para todos», «diseño accesible», «diseño sin barreras», «diseño transgeneracional», «diseño integrador», etc.
Todos estos enfoques de diseño intentan ofrecer a los usuarios soluciones generales que sean adaptables y compatibles, utilizables por el mayor número de personas posible, con la finalidad de minimizar las diferencias, la segmentación y la segregación en función de la diversidad humana. Los beneficios sociales que promueven los objetivos del diseño universal han adquirido un significado público, principalmente, por su capacidad para promover políticas de integración, de igualdad y de participación entre los miembros de una comunidad.
El diseño universal no implica diseñar un cierto tipo de productos para un grupo concreto de personas, sino todo lo contrario: generar productos y servicios que sean útiles en todas las fases de la vida y en todas las circunstancias en que se puedan encontrar los potenciales usuarios. El diseño universal se orienta hacia cualquier ámbito de vida y grupo de población, proponiendo soluciones inteligentes y atractivas para todo el mundo (Herwig, 2008).